Gotico tardio

 

 El gótico tardío es la fase final del estilo gótico, pero no fue una etapa de decadencia. La transición se produjo de una manera suave y gradual y fue en esta etapa cuando se realizaron algunas de las obras góticas más ricas y complejas. Finalmente el estilo desaparece para dejar paso al renacimiento y al manierismo.

Los grandes retablos con varias escenas yuxtapuestas, que sustituyeron a las portadas de la fachada, como forma de ilustración didáctica de la doctrina en un gran panel narrativo, la propia estructura de los retablos, enmarcaban las escenas en estructuras arquitectónicas, a menudo recordando una fachada de iglesia.

 

                                                         

 La mayor parte de los retablos poseían paneles plegables laterales, que se abrían en las grandes solemnidades religiosas, junto a la representación de Cristo, los ángeles y los santos, presentaban también las figuras del pueblo y de la jerarquía civil, algunos estaban ejecutados combinando las imágenes con unas complicadas filigranas de tracería de talla de madera. Escultores de centro Europa fueron los que más aplicaron este estilo, aunque las composiciones monumentales para retablos también llegaron a los reinos de España, por ejemplo el retablo mayor de la Catedral de Toledo o el de la Cartuja de Miraflores realizado por Gil de Siloé.